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Fuego consumidor

“Cristo vino a traer fuego a la tierra, pero desea que arda más como pasión por Él y no como juicio divino ni como prueba de fe”

El fuego ha sido tradicionalmente un símbolo bíblico asociado con el juicio, la ira y el castigo divino; aunque también se utiliza para hacer referencia a los rigores de las pruebas que le sobrevienen al creyente y que ayudan, finalmente, a moldear su carácter conforme al propósito divino. Sin embargo, el fuego es también un símbolo de la certeza y de la pasión que Dios otorga e imprime al creyente en el auténtico acto de conversión, por medio de la fe en Él. No es casual que Juan Bautista describiera el contraste entre su ministerio y el de Cristo haciendo referencia al fuego: “… el que viene después de mí es más poderoso que yo… Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego” (Mateo 3:11), y que el envío del Espíritu Santo a la Iglesia en Pentecostés fuera en forma de “lenguas como de fuego”,como aparece en Hechos 2:3. Después de todo, ya en el Antiguo Testamento Moisés recibió la revelación de Dios en medio de las llamas de una zarza ardiente. Así mismo, el profeta Jeremías afirmó que el compromiso, fervor y sentido del deber suscitado en su interior por la palabra de Dios era “un fuego ardiente” incontenible, según se lee en Jeremías 20:9. Es en este sentido particular en el que el Señor Jesucristo se refirió a su ministerio con estas palabras: “He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!” (Lucas 12:49). Por eso Dios nos exhorta a que avivemos la llama del don de Dios en nuestro interior y a que no apaguemos el Espíritu, pues sólo así estaremos en condiciones de experimentar benignamente a Dios como “fuego consumidor” y responder como lo hizo el salmista: “El celo por tu casa me consume…” (Salmo 69:9).

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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