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¿Aspiraciones o ambiciones?

“Cristo nos pide que renunciemos a nuestras ambiciones, no a nuestras aspiraciones subordinadas a los intereses del reino de Dios”

No hay que confundir el contentamiento por el que, cuando no podemos tener lo que queremos, debemos querer lo que tenemos; con la resignación y la mediocridad. El cristiano no debe, pues, ser alguien mediocre ni pusilánime, sino que debe tener aspiraciones y el empuje, la excelencia y la confianza en Dios para trabajar por alcanzarlas con los medios legítimos autorizados por Él para ello. Tal vez el equilibrio adecuado en todo esto lo brinda el sabio consejo que dice: “Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas”, pues de este modo siempre tendremos, aun en el peor de los casos, un margen que nos impida sentirnos frustrados o decepcionados por lo logrado finalmente. Lo malo en esto es permitir que nuestras legítimas aspiraciones se vayan convirtiendo gradualmente en censurables ambiciones. La diferencia entre ambas podría expresarse diciendo que lo que motiva las legítimas aspiraciones es la muy válida ilusión de alcanzar un estado y un nivel de vida digno y decoroso para nosotros y los nuestros que cubra de manera satisfactoria nuestras verdaderas necesidades, mientras que la ambición es movida por la codicia y el simple apetito consumista de tener y acumular cada vez más por puro capricho, sin importar que nuestras necesidades estén cubiertas con solvencia e incluso con abundancia. De hecho, si tenemos las prioridades en orden, El Señor promete en su reino la satisfacción por igual de nuestras necesidades y aspiraciones: “Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas” (Lucas 12:31)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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