La levadura es en la Biblia un símbolo ambivalente. Hay que decir primero que en la mayoría de los casos es un símbolo del pecado en general del que debemos despojarnos dejándolo atrás, pues hace las veces de lastre que el mundo quiere endosarnos y que estorba o impide nuestro correcto caminar con Cristo, fermentando y afectándolo todo para mal y echando a perder así nuestras mejores acciones, contaminando incluso nuestras más correctas motivaciones e intenciones. Es en alusión a esto que los israelitas dejaron atrás en el éxodo de forma apresurada la esclavitud en Egipto –un símbolo del mundo− llevando consigo únicamente panes sin levadura y celebrando a partir de entonces la fiesta de los panes sin levadura. Esta idea es retomada en el Nuevo Testamento para referirse a la “levadura de los fariseos y saduceos” que era de manera particular la hipocresía, la malicia, la perversidad y las enseñanzas erradas. Pero la levadura también puede simbolizar la buena influencia, sutil pero eficaz, que el reino de Dios ejerce en el mundo por debajo de todas las apariencias en contra, renovando nuestra permanente esperanza de un mundo mejor y brindándonos la certeza de que en últimas nuestro servicio a Dios no será vano ni estéril, pues su causa al final prevalecerá, pues: “Volvió a decir: -¿Con qué voy a comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer tomó y mezcló con una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa… Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad…” (Lucas 13:20-21; 1 Corintios 5:7)
Fermentando al mundo con el evangelio
4 junio, 2022
2 Lectura mínima
“Hay que combatir la levadura del mundo, pero al mismo tiempo hay que ser levadura del reino que fermenta el mundo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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