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Fe en Dios

“Si vamos a devolverle a la fe su debido lugar, no puede ser una fe ambigua sino una fe concreta depositada sin reservas en Dios”

Karl Popper, filósofo de la ciencia, señalaba el carácter provisional del conocimiento científico, reivindicando al mismo tiempo la prioridad que la fe tiene en la vida humana cuando confesaba: “Nuestra ciencia… no puede alcanzar ni verdad ni probabilidad… Nosotros no sabemos, sólo adivinamos. Y nuestro adivinar está guiado por la fe…” La fe es, ciertamente, la que mueve incluso el accionar de los hombres de ciencia. Fe en que sus esfuerzos investigativos y sus invenciones no serán estériles. Y debido a que, hoy por hoy, ya hemos superado la desbordada e ingenua confianza en la ciencia que caracterizó a la sociedad del siglo XIX, pues los acontecimientos a lo largo de los siglos XX y XXI nos han servido para poner los pies en la tierra y desengañarnos de las expectativas casi mesiánicas colocadas en ella; deberíamos, entonces, devolverle a la fe el lugar que debe ocupar en nuestra vida; pues sin fe no sólo la ciencia, sino la vida en general pierden su norte. Es por eso que si vamos a devolverle a la fe el lugar que le corresponde, no puede ser una fe desarticulada, ambigua y sin un término definido, sino, por el contrario, una fe concreta, como lo indicó el Señor Jesucristo: “−Tengan fe en Dios –respondió Jesús−” (Marcos 11:22), pues en la actualidad, aún en círculos cristianos, se promueve una fe sin contenido específico, como si fuera un molde que funciona por sí mismo, independiente de lo que contenga, en el llamado “movimiento de la fe”, que afirma de manera casi blasfema que si tenemos suficiente fe en lo que sea, aun Dios se verá obligado a movilizarse para concedérnoslo tal y cómo lo creemos.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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