Dios elige en su soberanía quién servirá a sus propósitos y cómo. Y esto incluye a sus opositores, entre ellos el faraón en la época de Moisés. Así, pues, la disposición de Dios de todas las cosas para el bien de quienes lo aman incluye la utilidad que aun los pecadores más contumaces e impenitentes pueden, a su pesar, prestar a la causa de Dios. En consecuencia, los malvados cumplen también un papel providencial: el de servir de escarmiento, ahora o después, para los que observan. En el caso del faraón, Dios previó no sólo su odio hacia su pueblo, sino también los medios para reprimirlo y, al mismo tiempo y con un propósito deliberado, lo ratificó aún más para que se viera a través de ello y por contraste, la potencia de Su poder.Esto significa, no que Dios hizo malo al faraón, sino tan sólo que se abstuvo de inclinarlo al bien mediante la gracia que concede a los creyentes para llegar a la fe. Adicionalmente, el endurecimiento que Dios llevó a cabo en el faraón, que se manifiesta en su terquedad y obstinación definitiva en contra de Dios y Su pueblo, no fue arbitrario, pues la Biblia nos informa que, antes de ello, el faraón ya se había endurecido por su propia cuenta contra Dios, por lo cual la acción de Dios en todo esto se limitó a retirar de él toda influencia divina que pudiera actuar como restricción a fin de que su pecado se manifestara sin ningún estorbo: “Porque la Escritura le dice al faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.» Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer” (Romanos 9:17-18)
Endurecimiento sin restricciones
23 diciembre, 2022
2 Lectura mínima
“Quien se endurece creciente y obstinadamente contra Dios no puede quejarse si Él decide endurecerlo más de forma definitiva”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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