Dios es, en palabras del teólogo Paul Tillich, el fundamento del ser, y como tal nuestra existencia es posible debido únicamente a que el Ser de Dios se encuentra en la base de todos los demás seres, apoyando y fundamentando su propia realidad al punto de que, si Dios se retirara o dejara de sustentar de este modo a Su creación, toda ella, incluyéndonos, dejaría de existir en el acto. Este hecho es el que da pie para asignar a Dios el atributo de la inmanencia, que significa que Dios está en todo lo que existe, o más exactamente, que todo lo que existe, existe o está en Dios, como nos lo revela el apóstol: “‘puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos’. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: ‘De él somos descendientes.’…” (Hechos 17:28-29). En virtud de esto, todos los que reniegan de la realidad divina y no le dan a Dios el reconocimiento que, como Creador, pero también como sustentador de todo lo que existe; Él se merecería por parte de sus criaturas, están en realidad negando a Quien hace posible sus propias existencias, por lo que no deja de ser sorprendente y conmovedor que Dios siga sustentando las existencias y concediéndoles el ser a quienes se oponen a Él de esta manera y declaran abierta, necia e infantilmente su independencia de Él, sin reparar en que todos los recursos intelectuales, discursivos y conceptuales que utilizan para negarlo, son recursos ajenos que le deben, precisamente, al Dios al que atacan y que al hacerlo así, no lograrán en realidad más que socavar las bases de su propia existencia en un ejercicio tan estúpido y estéril como el del perro que se muerde su propia cola
En Él vivimos, nos movemos y existimos
19 octubre, 2022
2 Lectura mínima
“Es sorprendente e inconcebible que Dios permita aún a quienes reniegan de Él seguir viviendo, moviéndose y existiendo en Él”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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