Nuestro universo ordenado ha suscitado siempre la inevitable pregunta por Dios entre los hombres a través de la historia. Pero la palabra “orden” es rica en significados. Posee género femenino y masculino. En femenino, indica una instrucción de obligatorio cumplimiento. Y en masculino, designa la organización o disposición de los elementos de un conjunto en función de una norma determinada. En la Biblia se revela un Dios de orden que, en virtud de ello, nos imparte órdenes que, al ser obedecidas, nos permiten vivir en paz y armonía con el orden de la realidad. Contra el trasfondo de la doctrina de la creación de la nada, en el Génesis se describe la creación también como el proceso de poner orden en medio del caos. Asimismo, Dios estableció un orden social para facilitar la convivencia entre los hombres, y también un orden para los eventos de la historia con miras a su gloriosa consumación final. En consecuencia, sus mandamientos nunca son arbitrarios, sino que reflejan el orden o la estructura ostentada por su propia creación. Así, pues, es el orden el que fundamenta sus órdenes. Y al margen de diferencias de grado, todos tendemos en alguna medida al orden de modo natural. Pero es sólo la salvación de Cristo la que pone en cabal orden la vida de todos y cada uno de los individuos humanos, por lo que, aun siendo una decisión libre de la voluntad, el carácter imperativo de la fe no puede desestimarse, imponiendo sobre nuestras conciencias la obediencia a ella: “Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe” (Romanos 1:5)
En armonía con el universo
31 octubre, 2022
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“Para vivir en armonía con el orden del universo debemos responder favorablemente la orden que Dios nos da de obedecer a la fe”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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