C. S. Lewis declaraba: “Creo en el cristianismo como creo que ha salido el sol: no solo porque lo veo, sino porque gracias a él veo todo lo demás” indicando que el cristianismo no solo es una doctrina cuya verdad es tan evidente como la salida del sol para los espíritus desprejuiciados, sino que al mismo tiempo hace que queden en evidencia muchas otras verdades que de otro modo hubieran permanecido encubiertas y sumergidas en la oscuridad. En efecto, al acoger el cristianismo muchas intuiciones veladas y ambiguas se manifiestan con una claridad tal, que podemos llegar a ver su unidad de modo que lo que antes era fragmentario, aislado y hasta contradictorio, comienza a encajar y a caer de manera natural en su lugar para brindarnos una satisfactoria comprensión del todo, es decir, una cosmovisión renovada que puede incluir sin contradicción todos los demás aspectos e intereses de la raza humana. No en vano la Biblia se refiere a Cristo como la luz verdadera que alumbra a todo ser humano, creyentes en particular, que nos faculta para verlo, no sólo a Él, sino para poder integrar alrededor de Él todo lo demás en una unidad coherente y armónica. El cristianismo unifica e integra todas las dimensiones de la condición humana confiriéndoles un sentido último fundamentado en Dios. Por eso, conversión e iluminación van juntas, procurándonos una nueva visión de la realidad que, sin anular la explicación que de ella pueda tenerse en otros niveles, si les confiere un nuevo significado, pues: “… Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: -Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12)
El sol que lo ilumina todo
29 julio, 2022
2 Lectura mínima
“Cristo no es sólo la Verdad final que suscita nuestra fascinación, sino la Luz que nos permite descubrir todas las demás verdades”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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