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Segmentos

El síndrome de Pedro

“Pedro negó al Señor diciendo ‘no lo conozco’, ‘no lo soy’ y ‘no sé’, pues cuando no somos tampoco sabemos ni conocemos nada”

En el libro El Reto de Dios se habla de la triple negación que el apóstol Pedro hizo del Señor designándola como el “síndrome de Pedro”, relatado así en el evangelio: “Pero él lo negó. -Muchacha, yo no lo conozco. Poco después lo vio otro y afirmó: -Tú también eres uno de ellos. -¡No, hombre, no lo soy! -contestó Pedro. Como una hora más tarde, otro lo acusó: -Seguro que éste estaba con él; miren que es galileo. -¡Hombre, no sé de qué estás hablando! -replicó Pedro. En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo” (Lucas 22:57-60). Como puede verse, Pedro fue en su momento víctima de este mal cuando, al ser interrogado por quienes lo reconocieron y le preguntaron si él era uno de los seguidores de Cristo, respondió de tres maneras: “no lo conozco”, “no lo soy”, “no sé”. El negó su identidad. Y el ignorar quienes somos viene siempre acompañado de las otras dos ignorancias; no conocer ni saber nada. Ignorar lo que somos nos coloca, pues, a la deriva sin conocer de dónde venimos ni para donde vamos, y sin saber tampoco lo que debemos hacer y lo que podemos esperar en la coyuntura en la que nos encontramos. Por eso es urgente superar el síndrome de Pedro, ya que hoy: “… más que nunca, necesitamos… Ser… conocer… y saber” (El Reto de Dios). Cristo vino a restaurar la identidad de la humanidad haciéndonos conscientes de quienes somos realmente para que conozcamos y sepamos. Pero entre estos tres verbos, el principal y más determinante es el primero, pues si tenemos claro quiénes somos, todo lo demás termina siendo cayendo en su lugar de forma natural.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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