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El secreto profesional

“Nuestro compromiso con la verdad no siempre nos obliga a decirla a los cuatro vientos sin importar quien caiga cuando lo hacemos”

Decía Dietrich Bonhoeffer que: “Poner todo al descubierto es un acto cínico… desde la caída en pecado debe haber misterio y ocultamiento… Quien dice la verdad con cinismo, miente”. Teniendo en cuenta que el cristiano responsable debe tomar en consideración a su prójimo y lo que sea más justo y conveniente para él, poner al descubierto sin más la verdad sin reparar en las consecuencias, bajo el pretexto de que nuestra lealtad debe ser con la verdad antes que con alguien en particular, es una de las más cínicas formas de legalismo. Al honrar la verdad, hemos de preocuparnos también por las personas y estar dispuestos a veces a callar y a asumir los riesgos que esto implica, compartiendo y cargando a veces a conciencia con la culpa que esta actitud nos puede acarrear al exponernos incluso a ser acusados de encubrimiento. De aquí surge el llamado “secreto profesional” en muchas profesiones actuales. No se puede, pues, argumentar la fidelidad a la verdad como excusa fácil para ventilar los secretos de los hombres y en ocasiones el callar y esperar el desenlace puede ser la mejor forma de ayudarnos cristianamente los unos a los otros, llevando nuestras cargas mutuas y cumpliendo así la ley de Cristo. Decir la verdad puede ser a veces irresponsable en la medida en que implica ya un juicio que no nos corresponde a nosotros emitir, como lo entendió José, padre legal del Señor Jesucristo, ante el embarazo de María: “Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto” (Mateo 1:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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