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Segmentos

El rostro de Cristo en el más pequeño

“Ser cristiano es ser capaz de contemplar a Dios en el rostro de Cristo reflejado aun en el más insignificante ser humano”

La dignidad humana es especial, pues proviene de la exclusiva imagen y semejanza divina plasmada en el hombre al momento de crearlo. El pecado ha distorsionado esta imagen y ha degradado al ser humano casi a niveles irreconocibles, pero eso no significa que los seres humanos pueden llegar a perder su condición y dignidad esencial al punto de convertirse en meros medios para la obtención de fines, de los que podría prescindirse sin culpa si no prestan eventualmente ninguna utilidad para alcanzar los fines en cuestión, como sucede con las condenables limpiezas sociales que algunos oscuros grupos delictivos o incluso agentes del estado emprenden para, supuestamente, librar a la sociedad de la escoria que los indigentes, vagos o delincuentes callejeros de poca monta representan, refiriéndose a ellos como “desechables”, para tratar de justificar sus ejecuciones criminales, llevadas a cabo de forma arbitraria y sin el debido proceso. Los cristianos debemos, entonces, estar en condiciones de ver el rostro de Cristo −Dios encarnado como hombre− no sólo en el más insignificante y anónimo creyente en la iglesia y actuar con él con toda la consideración del caso, como nos instruyó el mismo Señor Jesucristo a hacerlo: “Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa.»…”, sino, por extensión, con cualquier persona al margen de la iglesia, pues:“El Rey les responderá: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.’” (Mateo 10:42; 25:40)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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