Decía Bonhoeffer que: “La ley… rechaza la mentira mediante el juramento. Jesús rechaza la mentira prohibiendo jurar”. Ciertamente, uno de los temas de la práctica cristiana que más se ha prestado a discusiones es el relativo al juramento. El Antiguo Testamento lo aprueba y ordena en muchos casos. Y el simple hecho de que Dios se comprometa con su pueblo por medio del juramento, es una prueba de que éste es intrínsecamente bueno, aunque los seres humanos lo perviertan. Por eso inquieta que el Nuevo Testamento, por el contrario, dé la impresión de desaprobarlo al prohibirlo. Pero a pesar de esta diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, ambos buscan lo mismo: combatir la mentira. Lo que sucede es que los fariseos se inventaron una serie de tecnicismos para poder jurar y mentir al mismo tiempo, echando a perder el propósito del juramento, de modo tal que, en vez de combatir la mentira como debería haberlo hecho, terminó fue fomentándola. Por eso, para resolver este problema de raíz, en el Nuevo Testamento el Señor Jesucristo, con base en la credibilidad que todo auténtico creyente debería ostentar, ordena no jurar en razón a que toda declaración de un creyente debe revestir siempre el peso del juramento y el compromiso con la verdad. Por tanto: “»También han oído que se dijo a sus antepasados: ‘No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor.’Pero yo les digo: No juren de ningún modo…Cuando ustedes digan ‘sí’, que sea realmente sí; y cuando digan ‘no’, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno” (Mateo 5:33-37)
El peso del juramento
12 enero, 2022
2 Lectura mínima
“Imitemos a Dios cumpliendo nuestras promesas, no porque un juramento nos obligue, sino porque es nuestro comportamiento normal”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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