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Ceder nuestro derecho

“Ceder nuestro legítimo derecho en situaciones conflictivas y poco claras demuestra humildad y grandeza de espíritu en el creyente”

Una madre contaba que, en cierta ocasión: “Para complacer a mis hijos, les compré una pecera y dos carpas doradas idénticas. Un día, al levantarse, la niña encontró una de ellas flotando sin vida y de inmediato fue a avisarle a su hermanito: -¡Michael, ven a ver. Se murió tu pez!”, relato que, más allá de la gracia que nos genere el espontáneo ingenio de esta niña, lo cierto es que deja ver la tendencia egoísta y ventajosa de nuestra naturaleza pecaminosa. Todos, en nuestro estado natural, somos como esa niña. Y sin perjuicio del amor propio necesario para una vida sana y equilibrada de modo que podamos relacionarnos correctamente con los demás; ceder nuestro legítimo derecho en situaciones conflictivas y poco claras demuestra humildad y grandeza de espíritu, además de mostrar de forma evidente que el Señor Jesucristo ha obrado transformaciones significativas en nuestra vida. Porque ceder nuestro derecho exige asumir una actitud humilde, recordando las palabras del Señor cuando dijo: “… el que se humilla será enaltecido” (Mt. 23:12), como pudo comprobarlo el patriarca Abraham al ceder su derecho a favor de su sobrino Lot en la disputa territorial que se suscitó entre sus respectivos pastores, sólo para tener que acudir más adelante en su auxilio, y recibir de Dios para sí mismo y sus descendientes un territorio poco fértil que más adelante llegó a ser descrito, no obstante, como “tierra que fluye leche y miel” en virtud de la gran fecundidad y productividad que llegaría a ostentar. Por todo esto: “Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa” (Mateo 5:40)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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