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Segmentos

El matrimonio y el reino de Dios

“En el reino de Dios no habrá más estado conyugal porque la única relación conyugal necesaria será la de Cristo con su iglesia”

La comunión de los creyentes en el seno de una congregación cristiana no es sólo una obligación bíblica, sino una necesidad. Por eso, no debemos abandonarla o menospreciarla a pesar de lo defectuosa que pueda ser, pues, junto con la misma vida matrimonial en este mundo, no hay otra manera de entrenarse y prepararse para la comunión perfecta que un día disfrutaremos como propósito final de la vida cristiana. Esa misma comunión que hará que en el reino de Dios no exista, justamente, el estado conyugal, como lo reveló el Señor: “-La gente de este mundo se casa y se da en casamiento les contestó Jesús-. Pero en cuanto a los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección: ésos no se casarán ni serán dados en casamiento, ni tampoco podrán morir, pues serán como los ángeles. Son hijos de Dios porque toman parte en la resurrección” (Lucas 20:34-36). Así, pues, en el mundo venidero la comunión será tan plena entre todos los hijos de Dios que las relaciones anteriores entre padres, hijos y cónyuges, por buenas que hayan sido, estarán mandadas a recoger, pues ninguna le llegará a los tobillos o se comparará con la relación fraternal que disfrutaremos entre todos nosotros, sin celos ni egoísmos y con un verdadero y puro amor desinteresado de los unos por los otros, pero a la vez de todos nosotros hacia Dios, sin exclusividades, exclusiones, ni favoritismos de ningún tipo. En el mundo venidero todos seremos hermanos disfrutando de la más pura y perfecta comunión y la única relación conyugal que existirá será la de Cristo, el esposo, con su esposa, la iglesia.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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