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El escándalo del cristiano

“Es lamentable, pero el evangelio sufre grandes reveses no por cuenta de sus detractores sino por causa de la misma iglesia"

La acusación dirigida por el apóstol Pablo a su propio pueblo en el sentido que: “… «Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles»”… Por lo tanto, si los gentiles cumplen los requisitos de la ley, ¿no se les considerará como si estuvieran circuncidados? El que no está físicamente circuncidado, pero obedece la ley, te condenará a ti que, a pesar de tener el mandamiento escrito y la circuncisión, quebrantas la ley (Romanos 2:17-29), puede aplicarse por igual a la iglesia cuando ésta no asume sus responsabilidades con la seriedad, el compromiso y la debida entrega; circunstancia que puede terminar jugando en contra del evangelio, al empujar a quienes se encuentran al margen de él y observan las escandalosas inconsistencias y contradicciones en que la iglesia incurre al respecto ─justamente la llamada a ilustrar sus bondades y su poder de transformación─, a rechazarlo y a hablar mal de Dios con base en el cuestionable carácter de quienes dicen representarlo. Y si bien esto no es más que una excusa, pues el hecho de que la iglesia no logre muchas veces estar a la altura de los altos ideales que promulga, no constituye una demostración de la falsedad del cristianismo, debido, entre otros, a que descartar la validez de algo apoyados únicamente en sus peores versiones es, incluso, deshonesto y malintencionado; si es algo de lo que Dios pedirá cuenta a los suyos. Sobre todo, en los casos en que los no creyentes exhiben eventualmente una moralidad superior a la de la misma iglesia, dejando expuestas las incoherencias e inconsecuencias de una iglesia que debería avergonzarse de ello

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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