La ética situacional es esa corriente de pensamiento que afirma que no existen preceptos ni mandamientos absolutos que se apliquen universalmente en toda situación y circunstancia, sino que antes que nada son las situaciones particulares que vivimos las que determinan cómo debemos comportarnos para hacer lo correcto, tomando como criterio rector lo que el amor nos indique que debemos hacer. Y si bien esta forma de pensar puede llegar a ser peligrosa y equivoca al desligar la conducta humana de los mandamientos objetivos y terminar así promoviendo un relativismo en el que no hay nada en sí mismo bueno o malo de manera absoluta, sino que todo depende de la situación en que nos encontremos; lo cierto es que acierta en cuanto a que la principal motivación de nuestras acciones debe ser el amor que le profesamos a Dios por encima de cualquier otra consideración. Pero el punto es que el amor a Dios nos debe conducir de forma fluida, natural y en gran medida espontánea a la obediencia a sus mandamientos, como el propio Señor Jesucristo lo señaló al decir: “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21), por lo que no podemos desligar el amor de los mandamientos proclamando, en nombre del amor, una censurable independencia respecto de ellos que nos permitiría dejarlos de lado e incluso actuar en contravía a ellos, siempre en nombre de un amor mal entendido y muy subjetivamente interpretado, sin el ancla objetiva de los mandamientos que lo arraiguen a la realidad
El amor y la obediencia
25 agosto, 2022
2 Lectura mínima
“Para hacer lo correcto debemos estar motivados por el amor a Dios, obedecer el mandamiento de Dios y hacerlo todo para su gloria”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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