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Deslizándose al abismo

“Al final nadie será lanzado por Dios al abismo, sino que los que terminen allí será porque en vida se fueron deslizando en él”

El “abismo”, entendido en la Biblia muchas veces como sinónimo del lugar de castigo eterno reservado para Satanás y sus ángeles junto con la humanidad irredenta, no es un lugar o un estado al que Dios arroje finalmente y de manera abrupta a los pecadores contumaces al final de los tiempos, sino algo a lo que estos pecadores, con su egocéntrica presunción de autonomía y su soberbia autosuficiencia ciega a la revelación de Dios, terminan deslizándose en vida y por voluntad propia. Al respecto Gino Iafrancesco Villegas se refirió de este modo al ateísmo militante de insignes pensadores modernos: “Nietzsche… Schopenhauer… Sartre. Todos los que se deslizaron procuran acostumbrarse al abismo… la existencia humana no puede evitar sentir el abismo… al desconocer a Dios…, el silencio divino… abre el abismo en el que se despeña la existencia humana… Si el Logos calla, el abismo carcome”. Así, el reiterado rechazo de Dios y la negativa a escucharlo o a prestarle la debida atención nos va endureciendo contra Él y sumergiéndonos en el abismo, con mayor razón cuando hemos tenido oportunidades más que suficientes para volvernos a Él al haber podido disfrutar de privilegiadas y evidentes manifestaciones de su gracia y de su favor, como le sucedió a los habitantes de Capernaúm: “Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, ésta habría permanecido hasta el día de hoy. Pero te digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Sodoma que para ti.»” (Mateo 11:23-24)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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