En relación con los deseos, C. S. Lewis concluyó que: “Somos criaturas mediocres… Nos complacemos con demasiada facilidad”. Los deseos son algo inherente a nuestra condición humana que, por lo mismo, no deben ser suprimidos sin más, sin que al hacerlo estemos renunciando a una parte valiosa de nuestra humanidad. Lo que debemos hacer es buscar su satisfacción en el Único que puede suplirlos de sobra y acallarlos de manera completa: Jesucristo. El problema es que con frecuencia nos conformamos con muy poco al buscar satisfacer nuestros legítimos deseos en realidades mundanas muy alejadas de Dios que no sólo se encuentran lejos de satisfacerlos a cabalidad, sino que además acarrean efectos como la culpa, atentados a nuestra dignidad y deterioros de nuestra calidad de vida, sumiéndonos en una existencia mediocre. El mundo ofrece pobres sustitutos de Dios que no son más que impostores que plagian su capacidad de satisfacer nuestros deseos más sentidos, pero a precios rebajados, de manera fugaz y con una calidad que deja todo que desear. Haríamos bien en reconocer que la satisfacción plena de nuestros deseos no se alcanza al margen de Dios pues, como lo dijo Agustín de Hipona: “Tú nos hiciste para ti mismo, y nuestro corazón no hallará reposo hasta que encuentre descanso en Ti”. El Señor describió así nuestras opciones al respecto: “-Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed -respondió Jesús-, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna” (Juan 4:13-14)
Deseos pobres y sed permanente
17 julio, 2022
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“Nuestro problema no son los deseos, sino que los satisfagamos pobremente con menos de lo que Dios nos ofrece para hacerlo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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