Muchos cristianos tienen una percepción y una imagen equivocada de la iglesia, imaginándola como un pequeño reducto de resistencia en medio del mundo que la rodea de forma amenazante, reforzando angustiosamente sus puertas ante su asedio y el embate que éste emprende contra ella, ganando así tiempo hasta que el Señor Jesucristo regrese y nos libre rescatándonos de nuestra precaria condición en el último momento antes de que nuestras puertas cedan al ataque. Pero lo cierto es que, sin incurrir necesariamente en el otro extremo del triunfalismo que nos expone a las más duras caídas por excesiva confianza, la iglesia es descrita por Cristo, no como una ciudad amurallada asediada desde afuera por sus enemigos, sino como un ejército militante que marcha resueltamente hacia adelante para rodear, derribar y tomar las fortalezas del enemigo que se levantan en su camino. Esa es la figura gráfica que encontramos en las palabras dirigidas al apóstol Pedro por el Señor como respuesta a su declaración de fe al reconocer y afirmar con convicción la condición mesiánica y divina de Cristo, declaración que califica al creyente como miembro de la Iglesia universal de Cristo, la piedra angular de la iglesia, y lo convierte, a semejanza del apóstol, en una piedra viva para su edificación, con la garantía de parte de Cristo de que al final conquistaremos las puertas del reino de la muerte y éste no podrá prevalecer sobre nosotros, pues: “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18)
Derribando las puertas del Hades
1 marzo, 2022
2 Lectura mínima
“La fe no nos pone a la defensiva como si Satanás asediara nuestras puertas, sino a la ofensiva asediando nosotros sus puertas”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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