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Dejando atrás lo que es de niño

“La fe del cristiano maduro se distingue porque logra dejar atrás los aspectos censurables de nuestra infancia espiritual”

Sin perjuicio de los elogios hacia los niños y las recomendaciones de ser como ellos que el Señor Jesucristo nos dirige en el evangelio, llegando a afirmar que el reino de Dios es de quienes son como ellos; hay aspectos de la niñez que no son, sin embargo, recomendables y debemos, por tanto, dejar atrás. Las epístolas señalan de modo figurado que, si bien todo creyente inicia su peregrinaje espiritual en la fe de modo invariable como un niño de pecho que se alimenta únicamente de leche, pronto debe crecer y dejar esa dieta láctea para reemplazarla por “vianda” o alimento más sólido y provechoso para poder alcanzar la madurez que se espera de toda persona adulta sana y saludable. El apóstol lo da por sentado como una verdad que no requiere mayor explicación cuando dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño” (1 Corintios 13:11). Es por eso que la condición del creyente “carnal” o inmaduro es una censurable disfunción en la iglesia que no puede ser nunca considerada normal de manera indefinida y únicamente puede ser disculpada y tolerada en quienes están, de cierto, iniciando su andar en la fe, pero no en quienes ya llevan un tiempo prudencial y suficiente en ella para haber crecido y haber alcanzado así una fe madura satisfactoriamente ilustrada, caracterizada no ya por meras creencias superficiales, sino por convicciones profundas y bien arraigadas, manifestando al mismo tiempo en su vida el fruto del Espíritu Santo y una obediencia informada, fluida, espontánea y en gran medida, natural, a la voluntad de Dios revelada en Su Palabra.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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