El carácter teocrático del gobierno de Dios sobre su pueblo no ha cambiado del Antiguo al Nuevo Testamento en el tránsito que se da entre ambos, desde la nación de Israel, a la iglesia constituida por miembros de todas las naciones sin excluir a ninguna de ellas. Por eso es que el ideal democrático de gobierno no es procedente en la iglesia. Sin embargo, en la toma de decisiones por parte de su dirigencia sí se observa un cambio entre el Antiguo y el Nuevo Testamento que consiste en que, antes de Pentecostés, en el curso de cuya festividad la iglesia experimentó el derramamiento del Espíritu Santo sobre todos sus miembros, muchas decisiones trascendentales se tomaban acudiendo a las llamadas “suertes sagradas”, habitualmente mediante el urim y el tumim sacerdotales establecidos para este propósito, en la convicción de que la suerte no es un asunto del azar, sino el designio soberano de un Dios sabio, justo y Todopoderoso. Pero a partir de Pentecostés no volvemos a encontrar en la iglesia ninguna apelación a este recurso, sino una toma de decisiones precedida invariablemente por la oración de la dirigencia y la discusión argumentada entre ellos para discernir en conjunto y de forma preferiblemente unánime la dirección del Espíritu Santo al respecto, como lo describe Lucas, en especial en las deliberaciones llevadas a cabo en el Concilio de Jerusalén: “En la iglesia de Antioquía… Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado.» Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron…” (Hechos 13:1-3; 15:1-20)
Decidir orando y razonando en el Espíritu
2 octubre, 2022
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“Los líderes de la iglesia deben decidir orando y argumentando bajo la guía del Espíritu y no por consulta popular”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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