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Cristo: identidad, acciones o palabras

“La vigencia de las acciones y palabras de Cristo está ligada a su identidad. Si se niega esta última las primeras quedan sin piso”

Una gran parte de las palabras y enseñanzas de Cristo, en especial las de carácter moral, son tan fascinantes y estimulantes que son suscritas y citadas ampliamente por muchas personas que no profesan el cristianismo como tal. Del mismo modo, las acciones llevadas a cabo por Cristo durante su ministerio terrenal suelen ser el referente y la inspiración de muchos activismos de hoy sin relación alguna con la iglesia y a veces antagónicos a ella. Es así como, moralistas y activistas de toda procedencia y trasfondo, encuentran en las palabras y las acciones de Cristo un apoyo para sus posturas, sin reparar en el hecho de que Jesucristo siempre condicionó la validez de sus acciones y la veracidad de sus palabras al hecho de ser Quien dijo ser, es decir el Hijo o el Verbo de Dios hecho hombre, reclamo que gran parte de los moralistas y activistas ya señalados no están dispuestos a aceptar por las implicaciones que esto tendría para ellos al obligarlos, si de ser consecuentes se trata, a rendirle su vida en arrepentimiento y fe. La progresión lógica consiste, pues, en que las acciones y palabras de Cristo, de ser aceptadas, conducen inexorablemente a tener que aceptar también su identidad divina. Identidad avalada especialmente con su resurrección de entre los muertos. Cristo posee, entonces, tal unidad, que en Él sus acciones, sus palabras y su identidad forman un todo, como fichas de dominó que caen o se sostienen juntas, derribando o afirmando todo el andamiaje del cristianismo, como nos lo reveló Él mismo con claridad: “Por eso les he dicho que morirán en sus pecados, pues si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán” (Juan 8:24)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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