Decía Virgilio Rodriguez Macal que: “Aquel que está en la luz nunca comprende a los que están en la sombra”. Sin duda, quienes no han vivido las circunstancias oscuras de otros, ni han estado sometidos a sus luchas ni padecido sus debilidades, suelen ser muy ligeros para juzgarlos y condenarlos sin atenuantes, manifestando muy poca empatía y compasión por ellos, pues no logran comprender las fuerzas ni las dinámicas involucradas en estas situaciones ajenas a su propia experiencia. Así, muchos cristianos asumen una actitud y un tono moralista de superioridad para juzgar, descalificar y condenar a los demás, como si ellos mismos ya se encontraran por encima del bien y del mal, olvidando, en primer lugar, la “viga en su propio ojo”, por el simple hecho de que ésta es, tal vez, de naturaleza muy distinta a la de quienes los rodean; y en segundo lugar, su también lamentable condición previa a la conversión. Shakespeare mostró gran percepción cuando afirmó que “nada envalentona tanto al pecador como el perdón” y Max Lucado provee el balance en este asunto al declarar: “ver el pecado sin la gracia produce desesperanza, ver la gracia sin el pecado produce arrogancia, verlos juntos produce conversión”, a lo cual podríamos añadir que también produce comprensión pues, en buena medida, si supiéramos comprender no haría falta en muchos casos perdonar, ni menos condenar de manera ligera, inmisericorde y en gran medida, injusta a los otros, sin tomar en cuenta la instrucción del Señor en el evangelio a la hora de juzgar: “No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia” (Juan 7:24)
Comprender para perdonar
26 julio, 2022
2 Lectura mínima
“Para poder perdonar a otros, ayuda ir más allá de las apariencias tratando de comprender sus motivos y de conocer su historia”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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