Con su característico estilo reaccionario e incisivo, Nicolás Gómez Dávila denunciaba: “Sobre el campanario de la iglesia moderna, el clero progresista, en vez de cruz, coloca una veleta”. Lúcido comentario que mantiene su vigencia en los confusos tiempos en que vivimos con tantas y tan diferentes perspectivas enfrentadas de la vida y las polarizaciones alrededor de ellas, incluso dentro de la iglesia con sus versiones conservadoras o liberales del evangelio indistintamente, y en donde las mentalidades “progresistas” no han hecho más que acomodar el evangelio a los tiempos, traicionándolo en el proceso. Lo dicho por George Herbert en cuanto a que: “El diablo divide al mundo entre el ateísmo y la superstición”, es un buen diagnóstico de los tiempos actuales, caracterizados por la incredulidad de unos por contraste con las credulidades de otros, al punto que pareciera que el hombre de hoy no es que no crea ya en nada, sino que cree en todo. Del escepticismo moderno se ha pasado a la credulidad posmoderna. Pero a despecho de todo lo anterior, el perfil de la cruz de Cristo aún se sigue recortando con nitidez inamovible contra el horizonte de la historia, como se afirma en el libro El Reto de Dios: “La cruz no es péndulo, ni veleta: la cruz es brújula y ancla… La cruz no se ladea: permanece vertical con Dios y horizontal con el hombre, y en el cruce de sus maderos está el fiel inmutable de la balanza eterna”. Y es que la cruz de Cristo conserva hoy como ayer toda su eficacia: “Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia” (1 Corintios 1:17)
Brújula y ancla
30 enero, 2023
2 Lectura mínima
“La cruz de Cristo hoy tanto como ayer sigue siendo brújula que guía y ancla que afirma las vidas de quienes se acogen a ella”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario