Al abordar el tema de las deudas y la obligación que los creyentes tenemos de pagar lo que debemos a nuestros acreedores siempre que podamos hacerlo, como parte del buen testimonio que los cristianos deben brindar al mundo, Pablo señala una deuda permanente que nunca puede ser saldada del todo y que pone sobre nosotros el peso de la obligación a lo largo de toda la vida. La deuda del amor: “No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley. Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley” (Romanos 13:8-10). De aquí podemos concluir varias cosas. En primer lugar, que el amor en su sentido más amplio e incluyente, más que un sentimiento que nos vincula a un muy selecto y estrecho grupo de personas de nuestros especiales afectos, es en realidad un deber que tenemos hacia todos nuestros semejantes. Y en segundo término, que si lográramos que el amor fuera el motivo de todo lo que hacemos, no tendríamos que preocuparnos por estar cumpliendo la ley, sino que la cumpliríamos de manera espontánea y natural.Esto fue lo que llevó a Agustín de Hipona a declarar “ama y haz lo que quieras”, afirmación entendida, no como si el amor lo justificara todo, sino más bien para señalar el hecho de que si pudiéramos amar de manera perfecta y si el amor fuera nuestra motivación permanente, siempre haremos lo que es justo
Amar, la deuda siempre pendiente
17 enero, 2023
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“El amor no es un sentimiento sino más bien un deber o deuda continua que debemos pagar ya sea que lo sintamos o no”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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