Pablo, el “apóstol de los gentiles” por excelencia, tuvo siempre claro que esta vocación no lo exoneraba de su obligación evangelística hacia su propio pueblo, los judíos. Y esto debido a que, ya al comienzo de su ministerio apostólico y de la labor evangelística que éste implicaba, se vio empujado antes que nada por circunstancias providenciales a retornar a Tarso, su ciudad de origen, y comenzar allí de manera muy presumible, a evangelizar a su propia familia y a los suyos, antes de pretender alcanzar a los gentiles establecidos en los confines de la tierra. Así, pues, de forma muy coherente, Pablo implementó en su ministerio posterior a los gentiles un parámetro que cumplió rigurosamente siempre que estuvo en sus manos hacerlo: anunciar el evangelio primero en las sinagogas judías de las ciudades a las que arribaba, aprovechando su condición de rabino que le permitía dirigirse a cada comunidad judía y tener de este modo en las sinagogas de entrada una audiencia cautiva, y sólo cuando enfrentaba la profetizada y ya anunciada oposición por parte de los suyos que él siempre tuvo presente, citándoles la profecía de Isaías 6:9-10: “… ‘Por mucho que oigan, no entenderán; por mucho que vean, no percibirán’. Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han embotado los oídos, y se les han cerrado los ojos…” (Hechos 28:26-27); volverse de lleno a los gentiles. Gracias a ello, pudo siempre salvar su responsabilidad diciendo: “A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles” (Romanos 1:16)
Alcanzando a los propios, luego a los ajenos
4 noviembre, 2022
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“El poder del evangelio alcanza a todo grupo humano, pero debe alcanzar primero a nuestro propio grupo antes que al grupo ajeno”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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