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Aceptando la caída para beneficiarnos de la cruz

“Si aceptamos que Cristo cargó con nuestros pecados, deberíamos aceptar que nosotros también hemos cargado con el de Adán y Eva”

Muchos en la actualidad, aún en círculos cristianos, se resisten a la idea de que el sacrificio de Cristo, haya sido, entre otros, un sacrificio vicario o sustitutorio, es decir, llevado a cabo en lugar nuestro o como nuestro sustituto, reemplazándonos a todos y cada uno de nosotros en el patíbulo de la ejecución, sintiéndose escandalizados por esta idea que heriría su “civilizada” sensibilidad, calificándola, entonces, de cruda, salvaje, primitiva y mandada a recoger. Pero lo cierto es que la idea está respaldada por una multitud de pasajes del Nuevo Testamento que implican con suficiencia que, más allá del hecho obvio de que el sacrificio de Cristo haya sido hecho a favor de nosotros; también fue hecho en lugar de nosotros. Además, lo cierto es que la noción de sustitución viene del mismo ritual sacrificial establecido en el Antiguo Testamento y los actos ordenados en él para transmitir de forma gráfica la idea de que el animal sacrificado muere en sustitución de quien lo ofrece en sacrificio y es dentro de este contexto que debe verse el sacrificio de Cristo. Ahora bien, es cierto que, en términos generales: “… ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo…” (Ezequiel 18:20), pero también lo es, como lo aclara Sproul, que: “El principio de Ezequiel permite dos excepciones: la Cruz y la Caída”. Por eso, quienes nos hemos beneficiado de la excepción de la Cruz, no deberíamos cuestionar la excepción de la Caída, pues: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (Romanos 5:12)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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