Volviendo con la relación polémica del cristianismo con la política que arroja a la iglesia a los extremos por los que algunos cristianos la condenan a ultranza y no participan de ella, mientras que otros se dejan seducir de lleno por ella; hay que repetir que la Biblia no aprueba ninguna de estas dos posturas extremas. El Señor estableció la postura correcta cuando, al pedir que le mostraran la moneda para el pago del impuesto dijo: “… -¿De quién son esta imagen y esta inscripción? -les preguntó. -Del césar -respondieron. -Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21). Cristo nos insta, entonces, a darle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. Sin embargo, este versículo no es, como algunos lo malinterpretan, una autorización para dividir la realidad en un ámbito secular, fuera de la iglesia y más allá de ella; y otro religioso, en la iglesia, sin que exista relación entre ellos y con unas reglas de juego diferentes, pues en realidad, aún la sujeción al césar está subordinada a la sujeción a Dios. En otras palabras, nos sujetamos al césar no porque haya áreas de nuestra vida en que debemos obedecer al césar y en otras a Dios, sino más bien porque incluso cuando nos sujetamos al césar estamos obedeciendo a Dios. Después de todo, como nos lo revela y recuerda una vez más Dios a través del apóstol Pablo: “Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido” (Romanos 13:1-2)
A Dios lo de Dios y al césar lo del césar
12 marzo, 2022
2 Lectura mínima
“Cuando damos al césar lo que es del césar es porque Dios nos lo ordena, pues lo que es del césar al final también es de Dios”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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