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Cuántos hay o con quién se cuenta

“Las cifras en la Biblia obedecen a que Dios quiere saber con quién cuenta y no cuántos hay, pues la iglesia siempre será minoría”

Ya hemos señalado que confiar en las cantidades y no en Dios mismo es una de las tentaciones que acechan a las megaiglesias o iglesias con miles y decenas de miles de miembros. Para sortear esta tentación algunos caen en el extremo de menospreciar o rechazar las estadísticas, como si éstas obraran en perjuicio de la confianza en Dios que estamos llamados a cultivar. Pero esta actitud también es equivocada, pues los conteos y las estadísticas no se condenan por sí mismos en la Biblia. El libro de Números es un ejemplo de esto, cuyo nombre obedece a los censos ordenados por Dios y registrados con detalle en él, pues de cualquier modo Dios quiere establecer con quién cuenta, más que simplemente determinar cuántos hay. A causa de ello las estadísticas fieles no deben reprobarse siempre y cuando estén dirigidas a establecer lo primero y no lo último, pues el propósito en la mención de cifras referidas a personas en la Biblia, es hacer énfasis en la calidad de los contados más que en su cantidad, tal como sucedió con los 300 de Gedeón comparados con la totalidad de su ejército; o los valientes de David frente al resto de sus tropas; o los 120 en el aposento alto, en contraste con las multitudes que, según los evangelios, seguían a Jesucristo durante su ministerio terrenal. Después de todo, el Señor nos reveló que la iglesia verdadera siempre será minoría: “Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos.»” (Mateo 22:14). Una minoría vital que, como tal, puede ser esa masa crítica de personas que desencadena los cambios favorables que la sociedad necesita.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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