fbpx
Segmentos

Un mundo sin Dios

“Un mundo sin Dios nos hunde en un mal mayor que el que los ateos denuncian contra Dios y pretenden resolver negando a Dios”

Ya hemos señalado que, con todo y ser más honesto que el ateísmo práctico de quienes, sin negar a Dios, viven como si Él no existiera; el ateísmo teórico ‒es decir el de quienes sí hacen un esfuerzo intelectual para tratar de negarlo‒ es, de cualquier modo, una necedad. De hecho, el argumento más fuerte y pasionalmente esgrimido por los ateos teóricos en contra de Dios es siempre, de un modo u otro, una violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo afirmando la incongruencia de este estado de cosas con la existencia de un Dios bueno y todopoderoso como el que se revela en la Biblia, para proceder entonces a negarlo o, por lo menos, a desvirtuar su carácter haciéndolo responsable de ello, -ya sea por acción u omisión-, sin reparar en que ellos mismos contribuyen a este mal y en que, en última instancia, la alternativa de un mundo sin Dios nos sume de lleno en un mal mucho mayor que el que ellos pretenden denunciar en contra de Dios y resolver negando a Dios. Ya lo dijo Herbert Lockyer: “El ateísmo se condena por sus propios frutos” pues nos deja con: “Una creación sin Creador; un diseño sin Diseñador; el universo sin Regulador; la historia humana sin un Gobernador; la moralidad sin una base de Autoridad; la iniquidad sin un freno adecuado; la muerte sin esperanza”. Ateísmo insostenible al que no escapó ni el pueblo de Dios en su momento: “Pues las casas de Israel y de Judá me han sido más que infieles», afirma el Señor. Ellas han negado al Señor, y hasta dicen: «¡Dios no existe! Ningún mal vendrá sobre nosotros, no sufriremos guerras ni hambre.»” (Jeremías 5:11-12)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

Deja tu comentario

Clic aquí para dejar tu opinión