La palabra “viento” es una de las más sugerentes en la Biblia, pues es una de las dos formas en que se puede traducir la palabra hebrea ruash y la griega pneuma indistintamente. La otra forma es “espíritu” ‒refiriéndose en múltiples ocasiones y en particular al Espíritu de Dios, en cuyo caso se traduce con mayúscula inicial‒ por lo que “viento” y “espíritu” son palabras intercambiables en la Biblia y el contexto es el que determina cuál palabra debe emplearse al traducirlas al español. Así, pues, cuando el Espíritu de Dios sopla a nuestro favor, aún los vientos en contra que se nos presenten pueden contribuir a moldear nuestro carácter de manera favorable y permitirnos avanzar, como sucede con los veleros que pueden navegar incluso contra el viento si saben hacerlo de la manera adecuada, avanzando en zigzag al ubicarse de costado a él. Pero más allá de la fuerza y la dirección correctas que el Espíritu Santo, en combinación con las circunstancias favorables o desfavorables de la vida, puede llegar a imprimir a nuestras vidas, lo cierto es que el viento es también una figura para censurar las estériles y mentirosas presunciones de los falsos profetas y de quienes, crédulamente, les dan crédito, así como el carácter vano de quienes ponen su confianza final en los efímeros poderes de este mundo, pues: “Los profetas son como el viento: la palabra del Señor no está en ellos. ¡Que así les suceda!… Efraín se alimenta de viento: todo el día va tras el viento solano, y multiplica la mentira y la violencia. Hace pactos con Asiria, y a Egipto le da aceite como tributo.»” (Jeremías 5:13; Oseas 12:1)
Alimentándonos de viento
30 septiembre, 2021
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“El viento es útil cuando sopla a favor o aún en contra para moldear el carácter, pero no como fruto o alimento vital”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Estoy casado con Deisy y tengo dos hijos: Mateo y María José. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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