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Sencillez sin presunciones

“Hay que retener las lecciones de los episodios bíblicos, pero sin pretender reproducirlos de manera presuntuosa y ostentosa”

La historia y la doctrina se entremezclan en la Biblia de tal manera que es posible llegar a confundir la una con la otra. Esto sucede, por ejemplo, cuando hacemos de un detalle histórico aislado de la narración, una norma o doctrina de universal y obligatoria aplicación y aceptación en todos los casos posteriores. Así, en el Nuevo Testamento hay hechos y detalles históricos de la vida del Señor y de la iglesia primitiva que no pueden tomarse como la norma para la iglesia de todas las épocas, pues Jesucristo fue un personaje único a Quien es equivocado y hasta atrevido pretender imitar en todo. De igual modo, tener todas las cosas en común, o la costumbre de las mujeres cristianas de la época de llevar cubierta la cabeza son narrativas históricas específicas y no doctrina de universal aplicación. Por eso los cristianos no estamos obligados a reproducir al detalle estas situaciones particulares bajo ninguna circunstancia. De hecho, esto puede ser inconveniente y contraproducente, brindando una aparatosa imagen del cristianismo y de la iglesia que no estaría muy lejos ni sería muy diferente de las supersticiones populares y mágicas de las religiones paganas. Es, pues, necesario retener la permanente lección espiritual de todos estos episodios, pero sin tener que reproducirlos a la letra en todos sus detalles. La sencillez minimalista es la norma que combate toda presunción altiva y equivocada en la vida cristiana para poder declarar con el salmista: “Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas” (Salmo 131:1)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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