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Rocío que se evapora

“El amor que muchos profesan a Dios es tan breve y pasajero que tan solo dura y alcanza para el domingo, pero nunca llega al lunes”

Ya hemos señalado anteriormente que la vacilación es una de las marcas de nuestros tiempos a la que la Biblia se refiere con gráficas expresiones como el “doble ánimo” y el “corazón dividido”, procediendo a describir esta actitud de forma muy visual y precisa cuando dice que el vacilante es “como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento” y que, como resultado de ello, “es indeciso e inconstante en todo lo que hace” (Santiago 1:6, 8). Aún entre creyentes que asisten a la iglesia y dicen servir a Dios se hace patente esta conducta titubeante, como lo denunció en su momento el profeta Elías: “¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.” (1 Reyes 18:21). La vacilación puede, entonces, ser consecuencia de permitir que haya ídolos sutiles en nuestra vida que demanden fidelidad de nuestra parte, en contraposición a la fidelidad de carácter exclusivo que Dios espera de nosotros; o también el resultado de una fe infantil, inmadura y superficial que, por lo mismo, puede ser extraviada con facilidad por filosofías o ideologías humanas, o por herejías doctrinales mal intencionadas. Sea como fuere, la vacilación conduce a la tibieza en el mejor de los casos, o al abandono de la fe en el peor de ellos. Es por eso que la vacilación es denunciada por el Señor a través del profeta Oseas de manera muy punzante cuando dijo: “¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? El amor de ustedes es como nube matutina, como rocío que temprano se evapora” (Oseas 6:4)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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