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Resistiendo a los halagos

“Quienes conocen a Dios no ceden ni se dejan engañar por los halagos del mundo, la carne y Satanás para dejar así de combatirlos”

La Biblia identifica a tres enemigos del creyente: el mundo, la carne o naturaleza pecaminosa y Satanás y sus demonios. Dos de ellos son enemigos externos: Satanás y el mundo. El otro es interno, el infiltrado con el que los dos anteriores cuentan y al que apelan con insistencia para que les abra la puerta y los deje entrar, cual caballo de Troya. Y los tres trabajan en principio mediante halagos. Satanás une fuerzas con el mundo y, conociendo nuestras debilidades al detalle, selecciona aquellas cosas que el mundo ofrece especialmente adaptadas a cada uno de nosotros y las pone delante de nuestros ojos para tentarnos, halagando nuestra carne y estimulándonos al pecado mediante la promoción del engaño de que si acogemos su sistema de valores ‒caracterizado por la autogratificación del cuerpo y del ego y la búsqueda de poder y riquezas‒ podremos ser felices y plenos, lo cual no es más que un espejismo y una falsa promesa que pasa más temprano que tarde dolorosa cuenta de cobro a quien la cree. Los no creyentes que se encuentran al margen del evangelio y reniegan en muchos casos abiertamente de él, son presas fáciles de las artimañas del diablo en contubernio con el mundo y nuestra carne. Pero los creyentes tienen recursos en Dios y en Su Palabra para identificar estas artimañas y enfrentarlas exitosamente, como corresponde a cada una de ellas, sin ceder a sus particulares halagos, como nos lo reveló el profeta: “Corromperá con halagos a los que hayan renegado del pacto, pero los que conozcan a su Dios se le opondrán con firmeza” (Daniel 11:32)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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