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Quien siendo por naturaleza Dios

“Sostener que Cristo fue un gran hombre sin afirmar también que Él es Dios es traicionar y no haber comprendido el evangelio”

Decía Blas Pascal que: “La Iglesia encontró tanta dificultad para mostrar que Jesús era hombre contra aquellos que lo negaban, como para mostrar que era Dios”. En efecto, en los primeros siglos de la era cristiana, la iglesia tuvo que luchar contra el docetismo de los gnósticos y del pensamiento griego en general que estaba dispuesto a aceptar sin dificultad la divinidad de Cristo, pero le negaba al mismo tiempo su humanidad diciendo que ésta había sido tan sólo una apariencia. Y en la modernidad la dificultad ha sido aceptar su divinidad, al punto que dentro de las mismas toldas cristianas la teología liberal ha encumbrado a Jesús a la cima de la condición humana afirmando que es el más grande hombre que ha existido sobre la tierra, pero negándole, sin embargo, su divinidad y traicionando por esta causa el evangelio tanto como quienes niegan su humanidad. Las Escrituras los denuncian y condenan a ambos al referirse así a Cristo en estos términos inequívocos e incuestionables: “quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:6-11)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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