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Segmentos

Preciosos y dignos de honra

“El pecado puede opacar la imagen divina en el hombre, pero no puede destruirla. Por eso seguimos siendo de gran estima para Dios”

En uno de los primeros segmentos nos referimos al hecho innegable de que si no hay gloria divina, no hay dignidad humana, para señalar con ello la relación de causa y estrecha dependencia que, visto desde la más elemental y sencilla lógica, existe entre el Creador y la más privilegiada de sus criaturas, el ser humano, que como nos lo revelan las Escrituras, fuimos creados a Su imagen y semejanza. Pero ahora debemos mencionar que la caída en pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva, representantes de toda la especie humana, echó a perder drásticamente esta imagen de tal manera que en algunos casos ha quedado prácticamente irreconocible. Pero con todo y la gravedad y severidad del daño sufrido por la imagen de Dios en nosotros por causa del pecado, esta imagen, por maltrecha que se encuentre, nunca se pierde del todo en ningún ser humano, por más corrompido que se halle bajo la influencia del pecado en sus múltiples formas, ya sea que se trate del criminal más redomado o del más degradado y vicioso habitante de la calle. Es con base en esto que el cristianismo ha sostenido siempre la sacralidad o el carácter sagrado de la vida humana, que nos impide quitarle la vida a cualquiera de nuestros semejantes de manera arbitraria, pues Dios es el único que puede disponer de ella, debido a que nuestra vida es un reflejo de la Suya a tal punto que Él hace esta declaración en relación con todos y cada uno de nosotros: “A cambio de ti entregaré hombres; ¡a cambio de tu vida entregaré pueblos! Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra” (Isaías 43:4)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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