Si bien es cierto que el evangelio puede exhibir a su favor un número más que suficiente de evidencias objetivas que respaldan sus afirmaciones y reclamos con toda la ventaja del caso en relación con las demás religiones de la historia, también lo es que el evangelio no provee una prueba indiscutible acerca de sus contenidos, pues en tal caso la fe no sería necesaria, pues ante una prueba como ésta todos tendríamos que creer y el evangelio nos dejaría sin opciones de elegir, imponiéndose sobre nuestras voluntades, algo que Dios no desea, pues Él espera que en último término nuestra adhesión a Él sea una elección voluntaria y no una imposición obligatoria. Dios se revela lo suficiente a los hombres como para dejarnos sin excusa, pero no tanto como para imponerse sobre nuestras voluntades. Es por eso que en el propósito de dar a conocer el evangelio y divulgarlo el testimonio es fundamental, haciendo de cada creyente un testigo que simplemente cuenta aquello que está viviendo en persona y que conoce, entonces, de primera mano, mostrando, de paso, una vida consecuente con lo que cree, de modo que, como lo dice Hans Küng: “… cuando otro vive de una forma convincente, es posible que se despierte en mí una disposición a la misma confianza fundamental. El riesgo ya corrido previamente es una invitación al mismo riesgo: como cuando uno salta al agua y muestra que el agua puede sostenerle” (Küng). Se entiende así que: “«Ustedes son mis testigos -afirma elSeñor -, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy…” (Isaías 43:10)
Testigos de Dios
4 septiembre, 2021
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“Dios no brinda pruebas porque éstas no requieren fe, como el testimonio. Por eso nuestra fe no se demuestra sino se testifica”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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