Fred Heeren, un saludable escéptico, hizo la siguiente honesta confesión: “Me resulta muy difícil creer que alguna vez en el pasado haya ocurrido un milagro. Con todo, aquí estamos, pruebas vivientes de que, de algún modo en el pasado, todo tuvo que haber salido de la nada… y no hay medio natural de que algo así ocurra… Esto me coloca en algo así como un dilema. Por un lado, no creo en milagros, pero por el otro todo el universo es al parecer un milagro enorme e indescriptible.” Ciertamente, como lo concluyó otro escéptico ateo, el ahora apologista cristiano Lee Strobel luego de entrevistar sobre el tema a muchos científicos expertos: “El funcionamiento cotidiano del universo es, en sí mismo, una clase de milagro continuo. Las «coincidencias» que permiten que las propiedades fundamentales de la materia ofrezcan un medio ambiente habitable son tan improbables, tan inverosímiles, tan elegantemente orquestadas, que requieren de una explicación divina”. El propio Kant, fundador del agnosticismo moderno, hizo el siguiente lúcido reconocimiento en una de sus frases más conocidas: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre… crecientes… el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí”. Y es que la contemplación del cielo en una noche estrellada lleva a todo ser humano a preguntarse ¿de dónde proviene todo esto? Pregunta cuya respuesta se cae de su peso, como nos urge a reconocerlo con mordacidad el profeta Isaías: “… Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto?… ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado?…” (Isaías 40:21, 26-28)
El milagro del universo
2 septiembre, 2021
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“Quienes niegan a Dios y los milagros no logran tapar el hecho de que todo el universo es un milagro enorme e indescriptible”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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