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Por esta causa doblo mis rodillas

“Si los dramas de la vida nos llevan a doblar las rodillas ante Dios no serán ocasiones perdidas sino que habrán valido la pena”

Se dice que Albert Einstein declaró que el hombre sólo es grande cuando está de rodillas, indicando con ello la actitud de humilde rendición y suplica con la que reconocemos la realidad de Dios, invocándolo y acudiendo a Él en oración sincera, a la manera del apóstol: “Por esta razón me arrodillo delante del Padre” (Efesios 3:14). Estar, pues, de rodillas es la postura física más típicamente asociada con la oración y la que, junto con las manos unidas frente a nosotros, la simboliza gráficamente, sin que esto signifique que no se pueda orar real y eficazmente en posturas físicas diferentes, pues, de hecho, nuestro cuerpo puede arrodillarse mientras nuestro espíritu permanece de pie o viceversa, puesto que lo que evocamos mediante la acción de arrodillarnos es una actitud interna más que una postura externa. Dicho lo anterior, la oración llevada a cabo como se debe, con nuestro ser interior verdaderamente de rodillas delante de Dios, no es por lo general algo tan fácil y espontáneo, dada nuestra condición caída que, en nombre de una “dignidad” mal entendida, nos impulsa a erguirnos, altivos, orgullosos y autosuficientes, sin tomar en cuenta a Dios como es debido, ni manifestar nuestra radical dependencia de Él para todos los efectos de nuestra vida diaria, sin perjuicio de nuestra obediencia y responsabilidades al respecto. Por eso, cualquier situación de nuestra vida que nos lleve a doblar con la honestidad y humildad del caso nuestras rodillas delante de Dios en oración, por dolorosa o aflictiva que pueda ser en su momento, habrá valido al final la pena y producirá a la postre un buen fruto en nuestro carácter y circunstancias.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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