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Originales o copias fieles

“Creer que originalidad significa novedad puede ser peligroso en el cristianismo, donde más que innovación se requiere fidelidad”

Ya hemos dicho que, en relación con Dios, no hay nadie realmente original, pues nuestras ideas y realizaciones presuntamente más originales han estado contempladas en la mente divina desde siempre. Por eso posar de original no deja de ser más que eso: una pose sin fundamento real. Con el agravante de que actuar de este modo conlleva sus propios peligros y tentaciones, pues en el afán por posar de originales y obtener el crédito y reconocimiento que acompaña una realización novedosa o inédita, es fácil terminar sacrificando la verdad en aras de la novedad. Es bien sabido, por ejemplo, cómo algunos científicos han amañado sus datos o publicado su obra prematuramente para ganarse un reconocimiento en muchos casos inmerecido, pues carecen de las virtudes que la verdad exige de quienes cultivan su búsqueda, tales como la humildad, la diligencia y la honestidad. Y si esto es así en el campo de la ciencia, con mayor razón en el de la fe y la teología en donde la pretensión de originalidad e innovación suele terminar traicionando la verdad y la sana doctrina y dando lugar a movimientos sectarios y heréticos dirigidos por “nuevos iluminados” que presumen poseer nuevas revelaciones nunca antes conocidas, alrededor de las cuales elaboran las creencias que sus ingenuos y crédulos seguidores deben suscribir y honrar, por lo general en perjuicio propio y en beneficio personal del “nuevo iluminado” de turno. Razón de más para recordar que: “Hay quien llega a decir: «¡Mira que esto sí es una novedad!» Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron” (Eclesiastés 1:10)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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