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La historia: un péndulo que va y vuelve

“En sentido estricto no hay nada nuevo bajo el sol, sino tan sólo intentos de expresar de forma novedosa la verdad de siempre”

El teólogo Neil Anderson sostiene que “si es verdad no es nuevo, si es nuevo no es verdad”. Después de todo, la Biblia afirma que, en sentido estricto: “Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol!” (Eclesiastés 1:9). Así, pues, en rigor no hay nada nuevo en sí mismo, sino tan sólo nuevas circunstancias o coyunturas históricas diferentes que revisten y enmarcan los mismos viejos dilemas y decisiones con los que la especie humana se ha visto confrontada de un modo u otro desde la caída en pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva. Lo que es nuevo son, entonces, tan sólo los intentos más o menos acertados de expresar de forma más comprensiva, detallada e ingeniosa la verdad eterna, que si bien no deben ignorarse pues pueden ser útiles para su mejor entendimiento; no deben tampoco aceptarse a ojo cerrado sin haber esperado hasta que se haya decantado su impacto inicial y hayan superado la crítica que se les haya formulado a través del tiempo. Por eso los cristianos no debemos tener mucha prisa en adoptar formas nuevas de pensamiento, pero tampoco estar demasiado dispuestos a ignorarlas, pues como lo dice el Eclesiastés la historia, más que lineal, es pendular y cíclica, pues las tendencias que la determinan van y vuelven en reflujo constante. Y Dios desea que aprendamos las lecciones de la historia conociendo y evitando las equivocaciones del pasado y repitiendo los aciertos. Sólo así la historia será una fuente de consuelo y progreso en espera del anhelado regreso de Cristo.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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