En segmentos pasados afirmábamos el hecho de que muchas prácticas moralmente censurables se repiten con frecuencia de generación en generación, por el ejemplo y la influencia que los padres ejercen sobre los hijos. Pero a pesar de que, sin lugar a dudas, este ejemplo determina en buena medida la repetición de estos mismos actos por sucesivas generaciones; no por eso sus protagonistas pueden excusarse señalando el mal ejemplo de sus padres, escudándose en una mal entendida solidaridad de familia. Porque lo cierto es que el ser humano, en especial gracias al poder del evangelio, no se encuentra atrapado en un destino inmodificable, sino que puede romper los esquemas que se le han impuesto a pesar del poder determinante que estos tengan en su vida, como lo hicieron muchos personajes bíblicos tales como los hijos de Coré y los reyes Josías y Ezequías, entre otros, rompiendo con el nefasto legado de sus padres, buscando y hallando en otras personas un ejemplo digno de imitar y demostrando así el principio de que, aunque no podamos escoger a nuestros padres, si podemos escoger a nuestros mentores, estableciendo de paso esperanzadores precedentes para sobreponernos a cualquier legado trágico o estigma vergonzoso heredado de nuestros padres, como lo afirma el Señor:“… ese hijo podría a su vez tener un hijo que observa todos los pecados de su padre, pero no los imita… ‘¿Por qué no carga el hijo con las culpas de su padre?’ ¡Porque el hijo era justo y recto, pues obedeció mis decretos y los puso en práctica! ¡Tal hijo merece vivir!” (Ezequiel 18:14-19)
Modificando esquemas heredados
25 octubre, 2021
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“Los malos ejemplos a los que hemos estado expuestos no son excusa, ya que los seres humanos podemos escoger a quien imitar”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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