fbpx
Segmentos

La responsabilidad individual

“Aunque muchas de nuestras culpas y males sean socialmente compartidos, Dios nos juzgará a todos uno a uno y no colectivamente”

La ya desmentida frase que afirma que “los justos pagan por los pecadores”, únicamente tiene validez si con ella queremos indicar que, debido a las múltiples relaciones que cada uno de nosotros sostiene con los demás en el marco de la sociedad de la que formamos parte, las consecuencias de nuestras acciones individuales se suman y terminan afectándonos a todos colectivamente en mayor o menor grado, para bien y para mal, haciendo que para muchos efectos prácticos todos los miembros de una comunidad determinada terminen compartiendo la misma suerte de manera forzosamente solidaria, a pesar de que algunos de sus miembros no hayan dado pie con su conducta a ese estado de cosas. Así, la responsabilidad colectiva y la individual se confunden y entremezclan de tal manera que le dan la razón a Albert Camus cuando sentenció: “El hombre no es enteramente culpable, pues no comenzó la historia; ni enteramente inocente, pues la continúa”. Tal vez el teólogo Paul Tillich tuviera esto en mente cuando, en la misma línea, dijo que aunque los hombres no son culpables de los crímenes de que se acusa a su grupo, si lo son de haber contribuido al destino en el que estos tuvieron lugar. Pero al final de cuentas y desde la clara óptica divina nuestra responsabilidad individual prevalecerá siempre sobre nuestras responsabilidades colectivas, pues: “Todo el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad” (Ezequiel 18:20)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

Deja tu comentario

Clic aquí para dejar tu opinión