“Las apariencias engañan”, reza la sabiduría popular. Pero esto no significa que nuestros sentidos nos engañen en todos los casos ni mucho menos, de modo que no pudiéramos confiar en nada de lo que vemos, escuchamos, tocamos, gustamos y olemos, cayendo así en un escepticismo extremo, cínico y a ultranza que nos paralizaría para cualquier acción constructiva en este mundo. Y esto tampoco significa que alguien como Dios esté conspirando contra nosotros al crear un mundo cuyas apariencias estén diseñadas para engañar sistemáticamente nuestros sentidos. Más bien, las ciencias en general nos enseñan que las apariencias que puedan eventualmente engañar nuestros sentidos de alguna forma, son un incentivo para estudiar más a fondo el hecho en cuestión de manera que podamos ir más allá de las apariencias y descubrir la verdad que se halla detrás de ellas. Y esto cobija no sólo los hechos naturales o conductuales de los que se ocupan las ciencias naturales y las ciencias humanas respectivamente, sino las realidades espirituales o metafísicas de las que se han ocupado tradicionalmente la religión, la teología y la filosofía, respecto de las cuales Dios anunció en su momento que Cristo sería quien nos conduciría de las apariencias engañosas a la verdad al respecto, puesto que: “Él se deleitará en el temor delSeñor; no juzgará según las apariencias, ni decidirá por lo que oiga decir, sino que juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra. Destruirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios” (Isaías 11:3-4)
Más allá de las apariencias
22 agosto, 2021
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“Las apariencias pueden engañar, pero no significa que estén diseñadas para hacerlo, sino para urgirnos a ir más allá de ellas”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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