Si bien es cierto que, según la Biblia, lo que define como profecía a un mensaje procedente de Dios no son las predicciones contenidas en ella, sino que sea un mensaje que edifique, anime y consuele a sus oyentes; también lo es que las profecías bíblicas, sin dejar de cumplir los tres requisitos anteriores, en un significativo número de casos incluyen predicciones sobre el futuro cuyo cumplimiento ha podido ser verificado en la historia ya conocida, así como otras tantas que conciernen a los últimos tiempos y que esperan, por tanto, a su realización segura cuando llegue el momento. Dios es el Señor de la historia y como tal ya ha planificado todas sus líneas de desarrollo para llevarla a su feliz, segura y garantizada consumación para todos sus redimidos y a través de los legítimos profetas de la Biblia nos ha revelado todo lo que necesitamos y nos concierne saber acerca de ella, pues: “¿Se toca la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme?… En verdad, nada hace el Señor omnipotente sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas…Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (Amos 3:6-8; 2 Pedro 1:19-21)
Los profetas y las Escrituras
28 noviembre, 2021
2 Lectura mínima
“Todo lo que necesitamos saber sobre los designios de Dios en la historia nos ha sido revelado por sus profetas en las Escrituras”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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