Volviendo de nuevo con la envidia y sus perjudiciales y perversos efectos sobre sus víctimas, vale la pena revisar rápidamente algunos ejemplos bíblicos que ilustran muy bien el punto. Así, el drama de José vendido como esclavo por sus hermanos fue un producto de la envidia que aquel despertó en éstos. El aparente celo de Josué al pretender detener a los dirigentes o ancianos Eldad y Medad por profetizar, tan sólo porque no se encontraban con los ancianos que acompañaban a Moisés en la Tienda de reunión en ese momento, es una muestra de la envidia que se encuentra detrás de todos los sectarismos. Por otra parte, la envidia de la tribu de Efraín los llevó a hacerles a las otras once tribus de Israel tan acalorados reclamos sin fundamento que los condujo en cierta oportunidad a una sangrienta guerra civil. Del mismo modo, el formidable potencial del equipo militar conformado por Saúl y David se frustró debido a la envidia del primero en relación con el último, que lo llevó a tratar de matarlo en más de una oportunidad. En la parábola de los obreros de la viña en el evangelio, la alegría del momento de la paga se echó a perder por cuenta de la envidia de los jornaleros que comenzaron a comparar el monto recibido por los últimos en relación con los primeros. Y finalmente, la envidia del hermano mayor hacia su hermano menor en la conocida parábola del hijo pródigo no le permitió disfrutar la alegría festiva por su regreso. Está, pues, demostrado que: “El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos” (Proverbios 14:30)
Los perjuicios de la envidia
“La envidia es perversa y corrosiva debido a que no se complace en los logros de los demás, sino se regocija en sus desgracias”
Excelente oportunidad para crecer. Dios te bendiga pastor
Gracias. Igualmente