La psicología ha hecho indudables aportes a la mejor comprensión pastoral de lo que la Biblia llama “el hombre natural” y al funcionamiento y dinámicas de la psiquis humana en general. Pero eso no significa que sus terapias sean la panacea para resolver sus problemas y desordenes, relegando a segundo término la siempre vigente revelación dada por Dios en la Biblia respecto a los problemas del alma. Y es que por mucho que la ciencia avance en su comprensión del funcionamiento del cuerpo y el cerebro humanos, el alma siempre se encuentra más allá de su cabal comprensión y alcance. La mente, las emociones y la voluntad humanas son realidades trascendentales que proceden de Dios y apuntan a Dios. De ahí que la ciencia nunca esté en condiciones de negar el componente inmaterial del ser humano que hace que no seamos seres unidimensionales, como lo postuló Herbert Marcuse, sino en el peor de los casos, seres bidimensionales sometidos a la paradoja de vivir en el tiempo, mientras anhelamos la eternidad. En la Biblia el alma es en muchos casos sinónimo de la persona en su totalidad, incluyendo su componente material o corporal. Pero al mismo tiempo, el alma también significa en la Biblia la profundidad más íntima y sensible del ser humano. Pero como quiera que se entienda, lo que sí es seguro es que los anhelos del alma humana únicamente hallan respuesta plena y satisfactoria en Dios y solamente en Él. “Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación… Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza” (Salmo 62:1, 5)
Los anhelos del alma humana
30 abril, 2021
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“Por mucho que la psicoterapia se esfuerce en satisfacerlos, los anhelos del alma humana únicamente hallan respuesta en Dios”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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