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Liberación y libertad

“Antes de lograr ser libres ‘para’ debemos ser libres ‘de’. Por eso es que no existe realmente la libertad, existe la liberación”

Para entender la diferencia entre libertad y liberación, así como la necesidad que tenemos de la última antes que la primera, debemos tener presente que para que la libertad sea real es necesario no sólo poder decidir por nosotros mismos, manifestando nuestro acuerdo o desacuerdo para concretar o no las posibilidades que tenemos por delante; sino también determinar de qué modo vamos a hacer las cosas, si decidimos hacerlas, sin coacciones, coerciones o restricciones externas de ningún tipo. Todas las iniciativas que a lo largo de la historia han asumido como lema la promesa de liberación, han concentrado su atención en combatir y eliminar los condicionamientos injustos de carácter político y económico que restringen nuestra libertad. Y si bien la Biblia está en principio de acuerdo con esto, lo cierto es que a la luz del evangelio lo que nos despoja de nuestra libertad no son fundamentalmente los condicionamientos externos; sino los internos englobados bajo la palabra “pecado”, de tal modo que los condicionamientos externos de carácter social no son sino consecuencia de los condicionamientos internos que nos esclavizan y únicamente cederán de manera consistente cuando seamos personal e individualmente liberados por Dios de la tiranía del pecado, de modo que, en nuestra nueva condición de redimidos, seamos verdaderamente libres para materializar a voluntad las posibilidades que tenemos por delante, conforme al anuncio del profeta: “El Espíritu del Señor omnipotente… Me ha enviado… a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros” (Isaías 61:1)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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