Hablar mucho siempre ha sido la tentación y la problemática de las personas con temperamentos extrovertidos y joviales, llevándolos en muchos casos a hacer promesas o a asumir compromisos apresurados e irreflexivos o a revelar detalles innecesarios e incluso inconvenientes alrededor de un asunto cualquiera o a proveer excesivas explicaciones que no se les han pedido. Pero aún sin incurrir en ninguna de estas en muchos casos comprometedoras o lamentables imprudencias y otras similares, en el mejor de los casos las personas alegremente parlanchinas terminan diciendo tonterías, aun sin proponérselo. Sobre todo cuando, sin mala intención, en su atolondrada imprudencia terminan pontificando sobre cosas que no conocen. Al respecto Agustín de Hipona advertía: “Es una cosa vergonzosa y peligrosa que un infiel escuche a un cristiano, presumiblemente explicando el significado de la Sagrada escritura, decir tonterías… debemos adoptar todos los medios para evitar tal vergüenza, en el que la gente demuestra la vasta ignorancia del cristiano y se ríen de él hasta el ridículo”La conocida sentencia jurídica en el sentido de que todo lo que digamos podrá utilizarse en nuestra contra es especialmente cierta en el caso del cristiano en el que, todas las tonterías que diga podrán terminar utilizándose en contra del cristianismo que profesa y pretende representar. Por eso, aunque la prudencia no es garantía de sapiencia, la imprudencia si deja expuestos a los tontos, pues: “Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla dice tonterías” (Eclesiastés 5:3)
Las tonterías del parlanchín
28 julio, 2021
2 Lectura mínima
“Hablar con cauta medida no es necesariamente señal de que somos sabios, pero hablar mucho si puede ser señal de que somos tontos”
También te puede interesar
Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
Deja tu comentario