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La trampa de Maquiavelo

“El fin no justifica los medios, pues la justicia es un fin que por simple definición no admite medios impunemente injustos”

Se atribuye a Maquiavelo la idea de que si el fin perseguido es justo en último término, esto justifica por sí mismo el uso de cualquier tipo de medios, incluso medios injustos, para el logro de ese fin. Pero esta forma de pensar constituye una trampa, pues los medios injustos no son más que atajos. Y un atajo es el camino más corto para llegar a un lugar al que realmente no deseábamos ir. Dicho de otro modo, los atajos ‒o para nuestros propósitos los medios injustos‒ lo único que logran en muchos casos es conducirnos a un lugar diferente al que en realidad queríamos llegar. Moisés lo comprobó por dolorosa experiencia propia cuando quiso resolver impulsivamente la injusticia cometida por los egipcios en contra de sus compatriotas hebreos recurriendo a un medio igualmente injusto; el asesinato: “Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo. Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena” (Éxodo 2:11-12). Y como resultado de esto tuvo que huir por su vida al desierto de Madián a esperar allí 40 años más el tiempo en el cual Dios lo levantaría a la postre como el libertador de Israel de la esclavitud egipcia. Y es que aprobar de forma indiscriminada el recurso a cualquier tipo de medios para el logro de fines justos no es más que decidir actuar por fuera del tiempo y de la voluntad de Dios, sin contar con su necesario respaldo, con todas las indeseables consecuencias que esto tiene para nuestras vidas

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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